
Cuento: NO HAY FIN DEL MUNDO (Diciembre de 2012)
Por Raúl Astorga. Rosario, Provincia de Santa Fé, Argentina
Ilustración de María del Mar Pérez López (Didi), Guadalajara, España
Analí, Dadita y Raly eran tres primos que se habían preparado mucho para el fin del mundo. A tal punto se habían preparado que hacía como un mes no dejaban de hacer cálculos y de buscar herramientas y bolsos y alimentos para sobrevivir a la catástrofe.
El 20 de diciembre, penúltimo día del calendario maya, ya tenían todo listo para el viaje. Habían lavado sus bicicletas, habían cargado sus pertenencias más entrañables: sus libros, sus juguetes diarios, sus ropas preferidas y sus chocolates y galletitas que podrían extrañar.
Con todo el cargamento a cuestas, el 21, antes de que salga el sol, fueron hasta la montañita que estaba en el parque del pueblo. Desde allí partirían hacia la salvación. La idea era hacer un conjuro con todas sus fuerzas para lograr que sus bicis volaran hacia la Luna. La frase principal del conjuro era: E.T., E.T., ayúdanos a volar de una vez.
Empezaron a practicar la frase, a decirla a coro y con todas las fuerzas del corazón, sin darse cuenta de que los tres ya estaban volando hacia el espacio sideral. Con algo de temor, mientras miraban hacia atrás, y veían que la esfera donde habían vivido toda su vida se alejaba cada vez más, se hablaban de bici a bici, sin escucharse, hasta que Raly alunizó dando tumbos similares a los que daba cuando atajaba en el equipo de la escuela.
Los tres ya habían alunizado cuando se dieron cuenta de que como no había demasiada gravedad, comenzaron a flotar las galletitas y los chocolates, y los libros y los bolsos y mientras se preocupaban por atraparlos, el día 21 fue pasando: la tierra ya había dado una vuelta sobre sí misma desde que ellos se habían ido de allí.
El día 22, desde la estación central de la NASA, verificando que todo estaba normal en el espacio visible desde la tierra, con un telescopio muy potente, los científicos se asombraron al descubrir que tres niños, bah, dos niñas y un niño, hacían señas con los brazos en alto, como diciendo: hey, ¿no nos ven? ¿Pueden venir a buscarnos? ¡¡Queremos volver a casa!!
El director de la NASA dio la orden: Bueno, gente, ya que no hay fin del mundo, preparen el transbordador SIGLO XXI, hay que ir a rescatar a esos chicos.
FIN ✿◕‿◕✿
Raúl Astorga

Mar Pérez


Recuerdo el sabor del pan con chocolate antes de ir a jugar cuando estaba en los campamentos de verano en la montaña.....
Gente, Ciudad y Vinilo.
Historias irreales como la vida misma
Historias escritas por Raúl Astorga en Rosario, Argentina.
Historias ilustradas por Mar Pérez en Guadalajara, España.
Nos conocemos de toda la vida,
los libros y yo,
nos conocemos para jugar,
para compartir ese juego,
y para saber que mientras despertemos cada día,
podemos seguir jugando.
r.a.
…a través del Atlántico formamos una pequeñita familia creativa:
el escritor y su palabra;
la dibujante con sus imágenes
y la bloggera culpable de tanto alboroto
a ambos lados del océano,
hemos tejido creación, amistad, cariño
y un profundo respeto sin conocernos de nada
como piezas de un puzzle
que de repente se encajan
y completan la foto.
m.p.

♥ ¡¡¡Gracias!!! ♥
Me encanta el dibujo y no es sólo un arte, sino también lleno de un montón de información.
ResponderEliminarEs que Didi, la ilustradora, es un ser muy especial...
EliminarUn beso y gracias por pasar. :-)