Victoria Malvar
¿Sí?
Bueno, entonces tengo que presentarme, porque así me ha pedido Analía. Me parece una oportunidad estupenda la de poder compartir con mentes limpias y corazones inteligentes como los vuestros algo de mí.
Yo soy la persona a través de la que se escribieron esas palabras del afiche "Vivir la Igualdad". Sí, Analía me pidió algo así, y llegó en un momento a mis dedos, pulsé las teclas del computador y... ¡zas! en un momento las palabras llegaron por arte de la magia a la computadora de Analía. Que hizo otro click, y se lo envió a su vez a Daniel, el ilustrador. Estaba muy inspirado, porque hizo un trabajo bellísimo con colores, rostros humanos, aleteos de mariposa y arco iris.
Así que cuando me llegó de vuelta el trabajo de Daniel, que había puesto imágenes al texto, lo que recibí fue algo más completo, que me volvió a inspirar para seguir creando y respondiendo a los pedidos de la vida. Y es como resultado de esa inspiración de Daniel y de Analía que estoy escribiendo estas líneas. Es hermoso ver cómo estamos trabajando en equipo, personas que no nos hemos visto y no nos conocemos personalmente. Es lindo saber que nos unen no sólo las ondas y los cables, sino sobre todo, la fuerza de la vida que se expresan a través de nosotros. Así es como surge la creatividad y la unidad de personas diversas. Cada uno sabe su función y la realiza, sin querer hacer la de otro. Cada uno es él mismo. Ella misma. Y disfruta de su diferencia, mientras la pone al servicio de la colectividad.
Os tengo que contar qué soy yo. ¿Por dónde empezar? Por el principio. Tengo unos padres que se amaron con tal generosidad que nací yo en este cuerpo, un día de invierno frío, 21 de enero para más señas, en un ciudad amurallada de España. España es el país de la piel de toro que está justo al otro lado del mar que mira Argentina. Estamos a las dos orillas del mismo mar y hablamos la misma lengua. Bueno, hablamos muy parecido, nos entendemos y nos amamos en castellano, en español. Pero realmente yo me siento una humana que habita en el Planeta Tierra, el Planeta Azul, y en mi corazón, no veo ni mares, ni distancias, ni fronteras.
Pero como las cosas son siempre y al mismo tiempo de otra manera, os puedo contar otra versión de mi llegada al Planeta. Y esta también es real, pues muchas cosas suceden al mismo tiempo en diversos lugares y de diversas maneras. Yo llegué a la Tierra desde una estrella de Orión, llamada Alnilam, la estrella central del cinturón, que se puede ver desde cualquier parte de la Tierra.
Esta foto de Alnilam la tomaron desde una ciudad de tu país, que se llama Nueva Córdoba:
Alnilam es una estrella pulsante, que a veces se expande y a veces se contrae, como los latidos del corazón. Por cierto, no sé si os conté que aquí en la Tierra, me llaman Victoria, generalmente. Pero tú puedes llamarme Alnilam, si así lo sientes. Realmente los nombres de las personas o de las cosas, no son lo importante. Lo importante es si las personas sienten el latido de su corazón y se paran a escucharlo. Alnilam significa "collar de perlas", en árabe, una lengua que hablaban algunos de mis ancestros peninsulares. Un día, mirando desde allá la Tierra azul, quedé tan fascinada con ella, que decidí volver. No, no es la primera vez que estoy aquí, he venido otras veces con otros nombres, con otras formas, y quizás vuelva de nuevo, más adelante... no sé. La razón es que la Tierra es un lugar magnífico para aprender a amar, que es lo que significa vivir la igualdad. Amar no es lo mismo que decir amor. Las palabras a veces son trampas, pero si miramos el corazón de una persona cuando nos habla, no nos podemos dejar engañar.
¿Sabes quién es Carl Sagan?
Era un científico y astrónomo que decía "Somos polvo de estrellas". Y lo decía porque es cierto. Las estrellas son la suma de tres gases: helio, hidrógeno y litio, que son los elementos que había tras el Big Ban, la gran explosión de amor que originó la vida sobre la tierra. Bueno, no te cuento más de este asunto ahora, pero si quieres investigar sobre ello puedes ir aquí Y conocer a Carl Sagan: que es un gran tipo, una estrella que vino y se fue, e hizo su camino propio. Así vas a entender que tú también eres polvo de estrellas, como yo. Y puede que un día, como me pasó a mi, recuerdes de qué estrella vienes. Aunque eso tampoco es lo importante. Lo importante es recordar a qué he venido yo aquí. Para qué has venido tú aquí, a la Tierra.
Estamos en expansión permanente, pulsando, latiendo, respirando, y en un momento haremos nuestra gran explosión de amor y volveremos a las estrellas. Pero mientras estoy aquí ¿qué hago? ¿cómo aprendo mis lecciones? A veces no son lecciones fáciles, y duelen. A veces me siento triste. Otras son más divertidas. Pero todas son naturales y necesarias para aprender a vivir.
Realmente he venido a recordar que soy una estrella, y que no hay nada por qué preocuparse. Llegué aquí con una misión del Universo, que es ponerme a su servicio. Así que mi gran lección es aprender a escuchar lo que el Universo necesita de mí en cada momento, y cuando lo escucho, lo que hago me enriquece. Unas veces el Universo quiere que me mueva, otras que me quede quieta. No es fácil, porque mi mente siempre quiere que haga cosas, pero mi corazón siempre me lleva por el camino de las estrellas: nunca se equivoca. En mi corazón suena la música del Universo, en forma de pulsos. En mis pulmones llevo el ritmo del firmamento.
Entonces aprendo cada día a poner mi mente al servicio de mi corazón, y mi trabajo, en la actualidad, consiste en eso: en ayudar a otras personas que también quieren ser más libres y más serviciales para el conjunto de la humanidad y del planeta. Así que dicto talleres y ofrezco sesiones privadas a las personas que me encuentran y lo solicitan. A veces escribo, como hoy. Algunos dirán que trabajo como terapeuta, pero la verdad es que no lo siento como un trabajo, sino como una oportunidad de descubrir la vida y aprender lecciones de amor con gente extraordinariamente humana y valiente.
Pero antes de llegar a este servicio, donde aprendo y comparto lo que aprendo, he recorrido muchos caminos. Estudié en la Universidad lenguas, enseñé español para extranjeros, trabajé editando libros, corrigiendo textos, dirigiendo equipos, diseñando programas culturales, me ocupé de la comunicación de algunas instituciones, organicé eventos... Siempre estudio e investigo, y para eso uso la mente. Pero pongo mi mente al servicio del corazón, en la medida de lo posible. Cultiva tu mente y estudia, pero no olvides jugar y pararte a contemplar la naturaleza. A mí se me olvidó por mucho tiempo, y eso duele. Tú que eres una criatura inteligente y joven, recuerda que tienes un potencial enorme para florecer, para expandirte, como la estrella que eres.
Viajo, recorro el mundo por aeropuertos y estaciones de ferrocarril, conociendo gentes, observando personas, paisajes, naturaleza. Soy un árbol baobab en busca de sustento, que mueve sus raíces en busca de agua.
He aprendido que lo que más deseo o más me gusta, no es siempre lo que más me enriquece y me nutre. Y que sólo he de hacer o tomar aquello que es adecuado para mí y no hace, por lo tanto, daño a otros.
Esto lo he aprendido y lo sigo aprendiendo como lo aprende el niño de la ilustración de Daniel: mirando a la mariposa a los ojos, contemplando cada elemento de la naturaleza y viéndome reflejada en su sabiduría y en su perfección, en su paz y en su humildad. Y aprendo. Lento, pero aprendo.
Lo que veo en mis viajes es que el cielo es el mismo para tod@s. La Tierra es la misma para tod@s. No hemos respetado mucho la Vida sobre la Tierra, pero ahora estamos comenzando a hacerlo con fuerza. Y la generación de gente joven y de niños lo van a hacer mucho mejor todavía. Cuidar la Tierra es cuidad nuestro cuerpo, darle buenos alimentos, buenos pensamientos, buen trabajo, buen descanso, mucha risa y juego, mucho agradecimiento. Cuidarnos es nuestra manera de agradecer a la Tierra y al Cielo el sustento diario que nos ofrecen.
Los animales, las plantas y los minerales nos dan grandes lecciones de quietud, de amor, de servicio y de respeto. He venido de las estrellas a aprender de ellos. He venido de las estrellas, para compartir contigo
Cada acción que decido tomar, cada acción que no decido seguir, tienen una repercusión en mi entorno. Cuando miro el mundo veo mi belleza reflejada en la naturaleza y en algunas obras de los hombres construídas desde el amor consciente.
Mi fealdad la veo sólo reflejada en algunas obras de los hombres, realizadas desde el amor inconsciente".
Y por eso vuelvo a mirar la naturaleza, y las estrellas, para acordarme de quién soy y qué cosas bellas puedo crear. Estoy diseñada para crear belleza y perfección en la alegría de vivir esta experiencia de estrella con cuerpo humano. Tú también. Una estrella de luz, consciente y plena.
Te amo porque eres igual que yo, una estrella.
Te respeto porque eres diferente, con tu propia luz.
Estamos unidos en el corazón, pero no revueltos.
Sé aquello para lo que te diseñó el Universo.
No te confundas con otras estrellas.
Sé la estrella que sólo tú eres
Y disfruta del camino en el Planeta Azul mientras respiras.
(C) La Vida, a través de Victoria Malvar
Me encanto,todo muy pero muy hermoso, sigan asi!
ResponderEliminarsi, hermoso y original, queremos mas!
ResponderEliminarPRESIOSO
ResponderEliminarGuauuuuuuuuuuuuu q genialll!!!!!!
ResponderEliminarcopadisimooo, esta genial
ResponderEliminarSos hermosa Victoria!!!!
ResponderEliminarGracias por compartir esto con nosotros!
Gracias a todos por la acogida. A su disposicion, estrellas queridas. Seguimos en permanente contacto. Victoria Malvar
ResponderEliminarwww.reconectarte.es
reconectarte@gmail.com