Es cierto que existe el derecho a la propiedad intelectual. El mismo encuentra sustento en el derecho a la propiedad, un icono del liberalismo que impulsó la revolución burguesa.
Se trata de un derecho individual… que según la interpretación de diversos juristas, jamás puede anteponerse a un derecho colectivo, de género, como hoy se los denomina.
Citar aquí la jurisprudencia y las normas que nos amparan, sería un acto de gran ingenuidad… mejor dejemos que los enemigos de los niños y de la promoción de la lectura desenvainen sus armas y así podremos infringirle a los intereses del capital, no sólo una derrota palmaria, sino también ejemplificadora.
Existen derechos inalienables, impostergables, que se ven vulnerados por la actitud desaprensiva de quienes sólo preservan sus intereses económicos y estamos dispuestos a defendernos y sentar jurisprudencia.
No puede ser que una institución sin fines de lucro, resulte intimidada por una corporación que sólo persigue incrementar sus ganancias.
Y no se trata de un enfrentamiento ideológico filosófico… se trata de sentido común, si nuestro objeto fuera lucrar, entonces todos y cada uno de los reclamos de SIGMAR serían procedentes, si hubiéramos ocultado el origen de los textos reproducidos, también.
Pero ocurre que nada de esto es así. Aquí no hay intención de lucro y antes bien, las obras de cada autor, han sido mencionadas correctamente en cada una de nuestras publicaciones web y por lo tanto, reciben publicidad y difusión GRATUITA.
¿Qué les molesta a estos señores? ¿Acaso les molesta que se los mencione y que se les conozca? Si fueran perfectos desconocidos... ¿No estarían ansiosos de ver sus libros publicados con nombre y apellido en cualquier sitio de Internet?... Yo pienso que si, yo pienso que Armando se confunde… pretende intimidarnos… pretende coartar los derechos de los niños de jugar, de expresarse, de ver sus tareas publicadas en la web… Armando es triste… es miope… porque perdió la posibilidad de ver el mundo con los ojos inocentes de un niño.
El ya creció… ya se vendió… ya se integró al mundo del cuanto valés… del cuanto tenés… y es una lástima, porque parecía un buen tipo, al menos la primera vez que llamó, cuando reconoció sentir vergüenza por lo que estaba reclamando… una vergüenza que perdió pocos días después, cuando volvió a llamar, para exigir la prenda que le imponían sus patrones… una “libra de carne” arrancada a la ilusión de nuestros niños.
Mientras tanto, esta corporación de hipócritas sigue participando en audiciones televisivas, llenándose la boca sobre todo lo que hacen promoviendo la lectura en los niños… ¿de qué niños?... se lo digo yo: de aquellos que pueden acceder a comprar sus publicaciones… de aquellos que sostienen sus inversiones, si, de aquellos y nada más.
El resto de los niños no entran en sus planes, son “excluidos”, no sirven, no merecen.
No se cual es la posición oficial del directorio de Editorial SIGMAR en todo esto, sólo se que hasta aquí, sus acciones resultan claramente violatorias de los derechos humanos de nuestros niños. Y como argentinos comprometidos con la defensa y efectivo cumplimiento de los mismos, no claudicaremos ante ninguna amenaza.
¿No piensan? ¿No entienden? … que sus derechos terminan donde empiezan los de los demás, que la Internet es un espacio público universal, que ni ellos ni nadie pueden controlar, que lo publicado no compite con lo que ellos venden y sólo los afecta en su orgullo, porque omitimos pedirles autorización.
Por favor!!! Dejémonos de chiquilinadas… a ellos no los perjudica en nada nuestra humilde publicación, antes bien, los beneficia… ¿Qué quieren? … Que nos humillemos… que digamos que obramos mal, cuando todo lo hicimos con amor…
Señores de SIGMAR: Déjense de pavadas!!! Por favor!!!... ahorren el dinero de sus cartas documento y colaboren con UNICEF… a lo mejor consiguen dormir un poco mejor cada día… y quédense tranquilos, que sus obras no son tan especiales, las retiraremos a su debido tiempo, cuando nuestros Peques tipeen e ilustren los cuentos que desinteresadamente nos han enviado los verdaderos amigos de los niños, escritores independientes y editoriales que no le han vendido su alma al mejor postor.
Guillermo Meana
Se trata de un derecho individual… que según la interpretación de diversos juristas, jamás puede anteponerse a un derecho colectivo, de género, como hoy se los denomina.
Citar aquí la jurisprudencia y las normas que nos amparan, sería un acto de gran ingenuidad… mejor dejemos que los enemigos de los niños y de la promoción de la lectura desenvainen sus armas y así podremos infringirle a los intereses del capital, no sólo una derrota palmaria, sino también ejemplificadora.
Existen derechos inalienables, impostergables, que se ven vulnerados por la actitud desaprensiva de quienes sólo preservan sus intereses económicos y estamos dispuestos a defendernos y sentar jurisprudencia.
No puede ser que una institución sin fines de lucro, resulte intimidada por una corporación que sólo persigue incrementar sus ganancias.
Y no se trata de un enfrentamiento ideológico filosófico… se trata de sentido común, si nuestro objeto fuera lucrar, entonces todos y cada uno de los reclamos de SIGMAR serían procedentes, si hubiéramos ocultado el origen de los textos reproducidos, también.
Pero ocurre que nada de esto es así. Aquí no hay intención de lucro y antes bien, las obras de cada autor, han sido mencionadas correctamente en cada una de nuestras publicaciones web y por lo tanto, reciben publicidad y difusión GRATUITA.
¿Qué les molesta a estos señores? ¿Acaso les molesta que se los mencione y que se les conozca? Si fueran perfectos desconocidos... ¿No estarían ansiosos de ver sus libros publicados con nombre y apellido en cualquier sitio de Internet?... Yo pienso que si, yo pienso que Armando se confunde… pretende intimidarnos… pretende coartar los derechos de los niños de jugar, de expresarse, de ver sus tareas publicadas en la web… Armando es triste… es miope… porque perdió la posibilidad de ver el mundo con los ojos inocentes de un niño.
El ya creció… ya se vendió… ya se integró al mundo del cuanto valés… del cuanto tenés… y es una lástima, porque parecía un buen tipo, al menos la primera vez que llamó, cuando reconoció sentir vergüenza por lo que estaba reclamando… una vergüenza que perdió pocos días después, cuando volvió a llamar, para exigir la prenda que le imponían sus patrones… una “libra de carne” arrancada a la ilusión de nuestros niños.
Mientras tanto, esta corporación de hipócritas sigue participando en audiciones televisivas, llenándose la boca sobre todo lo que hacen promoviendo la lectura en los niños… ¿de qué niños?... se lo digo yo: de aquellos que pueden acceder a comprar sus publicaciones… de aquellos que sostienen sus inversiones, si, de aquellos y nada más.
El resto de los niños no entran en sus planes, son “excluidos”, no sirven, no merecen.
No se cual es la posición oficial del directorio de Editorial SIGMAR en todo esto, sólo se que hasta aquí, sus acciones resultan claramente violatorias de los derechos humanos de nuestros niños. Y como argentinos comprometidos con la defensa y efectivo cumplimiento de los mismos, no claudicaremos ante ninguna amenaza.
¿No piensan? ¿No entienden? … que sus derechos terminan donde empiezan los de los demás, que la Internet es un espacio público universal, que ni ellos ni nadie pueden controlar, que lo publicado no compite con lo que ellos venden y sólo los afecta en su orgullo, porque omitimos pedirles autorización.
Por favor!!! Dejémonos de chiquilinadas… a ellos no los perjudica en nada nuestra humilde publicación, antes bien, los beneficia… ¿Qué quieren? … Que nos humillemos… que digamos que obramos mal, cuando todo lo hicimos con amor…
Señores de SIGMAR: Déjense de pavadas!!! Por favor!!!... ahorren el dinero de sus cartas documento y colaboren con UNICEF… a lo mejor consiguen dormir un poco mejor cada día… y quédense tranquilos, que sus obras no son tan especiales, las retiraremos a su debido tiempo, cuando nuestros Peques tipeen e ilustren los cuentos que desinteresadamente nos han enviado los verdaderos amigos de los niños, escritores independientes y editoriales que no le han vendido su alma al mejor postor.
Guillermo Meana
¡Muy bien dicho, Guillermo!
ResponderEliminarMuy buena tu reflexión.
Si necesitan algún apoyo, como ser enviar alguna carta a algún lugar para enviar la opinión de los seguidores de biblio-peque, cuenten conmigo.
Besos,
Estela
Coincidimos en la postura, algo de eso decíamos en el comentario de la entrada anterior.
ResponderEliminarHay normas no escritas que se respetan más que cualquier reglamentación, pero dependen más del corazón, de los sentimientos...
Como solemos decir, en ese aspecto, hay gente que tiene serias discapacidades que a simple vista no se ven.
No pierdan el entusiasmo que irradia la página y la alegría que contagia a sus lectores.
Abrazos!!!
Yo sabía que aparecerían escritores y editoriales que si compartan y comprendan el sentido que los chicos le dan a la publicación. Eso es lo importante!!!
ResponderEliminarAnimo y adelante que es una iniciativa preciosa.
ResponderEliminarGuillermo!!! que fuerza y energía la tuya!!! Y grandes verdades las que aquí se dijeron... Me parece más que genial lo que desde aquí se está haciendo me encantaría algún día ser capaz de escribir un cuento infantil. Algo que me parece realmente difícil pero si lo consigo, lo primero que haré es enviarlo a la peque biblio. Otra cosa será que valga la pena jajaja en fin por lo menos intentarlo que no quede.
ResponderEliminarMe gustaría mucho haber podido estar aquel día, allá con vosotros, cuando alguien gritó "dejaron un comentario!!!" o aquel otro que recibieron una postal desde el japón??? y por supuesto haber estado allí para cuando entraron a ver el blog de 10historias10canciones. Me gusta mucho leer que es lo que ocurre cuando ocurre algo que sorprende...
Cada vez somos más, verdad???? y seguro que no os van a dejar de sorprender!!! porque otro mundo ya no solo es posible sino inevitable!!!
un abrazo
Gracias Nat por tus elogiosos conceptos. El límite entre lo justo y lo estrictamente legal o normativo no puede ser distinguido por aquellos que no saben desprenderse de su armadura burocrática, ni siquiera, ante las concretas necesidades de un niño.
ResponderEliminarEl día llegará en que los personajes de los cuentos se subleven y aliándose con sus amigos los juguetes, consigan derribar las murallas del mercado y arrojarse de una vez y para siempre, a los brazos de cada niño del planeta.
Mientras tanto vamos a reír, vamos a jugar, vamos a leer y escribir y pintar… porque aunque no lo entienda el señor del traje negro: NUNCA, pero NUNCA, le enseñaremos a nuestros niños, que deben pedir permiso para ser felices.
Guillermo Meana
Secretario Biblioteca Popular “Coronel Dorrego”
Gracias también a Dialoguista, a Sevilla Escribe, a Hogar Crecer y a Estela. Gracias a todos los AMIGOS(con mayúsculas) Españoles y Argentinos. GRACIAS
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