"La imaginación es el ojo del alma".
~ Joseph Joubert~
Raúl Astorga. Rosario, Provincia de Santa Fé, Argentina
Como dice Fito Páez en una de sus canciones: "no soy de aquí, ni soy de allá; y soy canalla desde mi más tierna edad". Es que ser canalla es remitirse a la infancia, cuando uno elige al equipo de fútbol que seguirá toda la vida. O la actividad que seguirá toda la vida. Por pura vocación, viva o no de esa actividad. La literatura, la música, el cine, todo es aventura. Y en este caso, se conjugan varias cosas para que lo canalla tenga entidad. Un autor que nos deja con las ganas de más historias es un canalla que dejará de serlo cuando nos muestre más historias, y así sucesivamente.
Este rincón de Bibliopeque es un regalo, una aventura de la vida, que proviene de haber inscripto a mi blog "vivo en rosario" en el concurso de 20 minutos.es. En ese ámbito nos conocimos y estoy muy feliz por eso. Después la consecuencia trajo esta amistad cibernética, que no por cibernética deja de ser humana, con Analía, quien está en todos los detalles y en un increíble y faraónico trabajo para que todo salga como debe salir. Y también trajo la amistad con Didi, quien ya forma parte de mi equipo, con sus memorables ilustraciones que reflejan fiel y creativamente a los personajes que salen de mi imaginación.
No es mi fuerte escribir "para chicos", es un desafío, un hermoso desafío que estoy dispuesto a afrontar hasta que los lectores lo permitan. Espero que les agrade este rincón. Nos vemos en el blog.
María del Mar Pérez López (DiDi). Guadalajara, España
Soy una recién llegada por aquí y quiero dar las gracias por guardarme un rinconcito en este lugar. Hoola, soy Didi versus Mar y viceversa. “Gallega” de Madrid, mediana edad, ciudadana de esta Europa al borde siempre de un ataque de nervios.
Soy estudiante de Armonía, Generosidad, Creatividad y Belleza…Aspirante a persona feliz y a buena reikista… y creo que con buena intención, llegaré a buen puerto.
Padezco el “síndrome de la aspiradora” o una imperiosa necesidad de impregnarme y absorber de todo aquello que estimo bello, agradable e interesante. A veces también padezco el “síndrome de la flojera” o esa dificultad para despegarme de la almohada y lanzarme al mundo…el suelo siempre me parece tan frío. Pero siempre, siempre venzo la flojera y como una valiente me despido de mi almohada hasta la noche.
Mi incipiente faceta de bloggera me llevó a conocer a Analía. Conectamos increíblemente bien para no conocernos de nada. Desde entonces compartimos cosas que van discurriendo on line todas bellas. El destino llevó a Analía a ser amiga de Raúl; a Raúl a escribir un cuento; a ese cuento a llegar hasta mi pantalla; a salir de ella a través de la impresora; a hacerse un hueco en mi mente y provocar que esta pusiera en movimiento mis manos. Confieso que hubo una auténtica fiesta entre mis células creativas, mis células ejecutivas, mis folios, lapiceros de grafito, lapiceros de colores y demás invitados al misterio de la creación. Todos se sincronizaron para darle vida visual al texto de Raúl y he de reconocer que hicieron un buen trabajo porque hemos conseguido ser felices mientras iban naciendo los chicos, el abuelo, la calle de la heladería…y ahora somos felices porque el cuento no sólo tiene historia, ahora también tiene color.
Desde aquí quiero dar gracias a: Raúl, el escritor. Analía, la promotora. A todos mis lápices, rotuladores, gomas de borrar, sacapuntas, ordenador, a mí misma. Y muy especialmente a: El abuelo de Mati, a Mati, Gastón, Nacho, Felipe, Carlitos, al tío Eugenio, al señor Eusebio y a la heladería de la esquina.
Namaste.
Y ahora, ¡¡a leer el cuento!!