Viajar por el espacio, libre como el viento hasta que el sonido de una música angelical vuelve mi espíritu a la realidad, tengo que regresar a la tierra para refugiarme en mi nuevo hogar.
Ha llegado el momento esperado, mi llanto y los brazos tiernos de mi madre acunándome en su seno, a mí alrededor voces queridas que festejan gozosos mi llegada.
Es el día 29 de julio de 1953, la ciudad, Bahía Blanca.
Estado de alegría
cual moneda corriente,
ignorante de ausencias,
de dolor, de problemas.
Tan solo la aventura
de saberse querida,
y fundida en la senda
de aquellas primaveras.
Después crecer en un hogar maravilloso, tener por papá a un ser especial que logró hacer de mi infancia, la etapa más feliz de mi vida y hoy a pesar de que nos separa la barrera infranqueable del misterio, lo conservo a mi lado como una flama mágica que me indica el camino a seguir; su lema: “Honradez y Dignidad”.
Mi madre, esa mujer recta y bella, haciéndonos cumplir con todas nuestras obligaciones. Mis hermanos y ese pueblito pincelado con los tonos de verde. Su arroyo, Sauce Chico, sus sierras de la Ventana, la vieja estación de ferrocarril (Chasicó y su magia), con aquel pino centenario, donde en el estío, en horas de siesta, papá nos sentaba para leernos a Almafuerte , Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Cronning, Alfonsina Storni y tantos otros escritores que llegaron a mí, despertando aún más mi amor por las letras.
La escuelita rural donde el sonido de la campana atraía a todos los niños del lugar, a pie, a caballo o en lujosos vehículos, (En ese recinto éramos todos iguales).
Escuelita de campo inmaculada,
sencilla como el marco que te adorna
con tu patio de baldosas desgastadas
y la bandera flameando esplendorosa.
Misterios dibujando tus paredes,
pupitres gastados por los años,
trayendo lentamente los recuerdos
de niños que pasaron por tu lado
Quisiera hoy volver a tu regazo,
sentir que mi niñez no se fue nunca
y levantar con ímpetu la mano
dando alguna lección que quedó trunca.
Mi vida transcurría entre risas y juegos, hasta que una tarde, papá anunció: -Familia me trasladan a Buenos Aires.
Recuerdo que cuando partimos de Chasicó, pegué la ñata al vidrio (Como dice el tango), mientras las lágrimas mojaban la ventanilla del tren.
Allí están las ausencias
que añoro todavía.
Papá, con su ternura.
Mamá, con su alegría.
Un día acariciada
por alas de misterio,
regresaré sin prisa
a dormirme en mi pueblo.
Después, el colegio secundario y el primer amor acompañando del adiós definitivo de mi padre. -Aquí se termina mi mundo -pensé, pero la vida continúa y con ella los sucesivos cambios. Me casé y la vida me regaló un hijo hermoso, hoy hombre.
Me dediqué a compartir mis obligaciones con la poesía y comprendí que ella es un préstamo de finitud, una zona de riesgo sagrado que nos comunica con el mundo y su sensibilidad, pero recién apareció mi primer libro, cuando perdí a mi compañero.
Amordacé mi corazón
tratando de olvidarte.
Ahogué tu nombre
en amaneceres solitarios
y almohadas húmedas de llanto.
Caminé sobre melodías
desafinadas en pentagramas
sin auroras.
La tempestad
acudió mis limites.
¡Ya no existen espacios
para tu recuerdo!
Fue como un homenaje, una asignatura pendiente para quien tanto me había pedido la edición del mismo; así que Poemas en Azul nació para ser el primero y el único, no permití correcciones y esos 5.000 libros desaparecieron en menos de seis meses.
Soy paréntesis
de páginas escritas
con frases impensables.
Pincelo
noches sin estrellas
Y canto,
con la voz enronquecida
y los labios resecos
Hoy es mi último poema en azul,
azul distancia.
Azul amor, azul olvido,
azul con ansias.
Escrito con mano temblorosa,
y un corazón que duele,
por lo que fue, por lo que pudo ser
y porque no se puede.
Nostalgias de una juventud
que no vivió momentos
y un gran amor que llegó tarde
en tiempo de descuento. (...)
Vivir
Soñando amaneceres,
caricias perdidas,
palabras.
Ayer sin retorno.
Presente solitario,
Conquistas,
para compartirlas,
¿Con quién? (...)
El tiempo
deshoja esperanzas.
Estoicamente
enfrento el naufragio.
Mientras un crucigrama de ambigüedades
tiembla en mis pupilas.
Para los más pequeños
hay otros universos
donde juega la luna
y vive el arco iris.
Las estrellas se miran
en espejos de soles,
los ángeles descansan
en nubes de colores.
Mientras bailan descalzos
“Los duendes de la Lluvia".
El escritor acumula experiencias
que guarda en un arcón imaginario.
De pronto una de ellas escapa
para golpear la mágica puerta
de la creación.
En ese momento
embriagado ante el hallazgo
viaja con las palabras y les da vida.
¡Ha nacido un cuento!
El camino no fue fácil, aún queda mucho por recorrer, pero es maravilloso regalar palabras para que el viento las lleve a distintos lugares del planeta sintiendo así el amor de los lectores, eso, aunque les parezca mentira es lo más importante. Todo aquel que escribe desde el desgarro, dejando a la vista los sentimientos, sin tratar de buscar palabras difíciles se adentra en la gente, pues sus problemas se mimetizan y siente como suyo ese mensaje.
Hoy dentro de esta difícil realidad mundial, la palabra se hace luz, apuntala el amor, la compasión y la ternura y crea un oasis en el corazón de los lectores.
"Cuando la alegría se hace duende, en su diáfana sonrisa anuncia a un ángel que atrapa los rayos de sol y los hace suyos, sacralizando pupilas y modulando metáforas de fábulas con lunas de chocolate.
Es horizonte de vida, es mar cantándole a la espuma; es danza, profetizando universos de felicidad.
Es además, águila blanca transportando ilusiones hacia cuadrantes de sombra, para dejarlas en los altares de cristal donde habitan los Peques, esos seres diminutos que aplauden el canto de los niños y los acompañan con acordes melodiosos, en jardines multicolores donde asoma un pícaro y caudaloso río que serpentea epopeyas felices para los niños del mundo".
Lydia Raquel Pistagnesi
La escuelita rural donde el sonido de la campana atraía a todos los niños del lugar, a pie, a caballo o en lujosos vehículos, (En ese recinto éramos todos iguales).
Escuelita de campo inmaculada,
sencilla como el marco que te adorna
con tu patio de baldosas desgastadas
y la bandera flameando esplendorosa.
Misterios dibujando tus paredes,
pupitres gastados por los años,
trayendo lentamente los recuerdos
de niños que pasaron por tu lado
Quisiera hoy volver a tu regazo,
sentir que mi niñez no se fue nunca
y levantar con ímpetu la mano
dando alguna lección que quedó trunca.
Mi vida transcurría entre risas y juegos, hasta que una tarde, papá anunció: -Familia me trasladan a Buenos Aires.
Recuerdo que cuando partimos de Chasicó, pegué la ñata al vidrio (Como dice el tango), mientras las lágrimas mojaban la ventanilla del tren.
Allí están las ausencias
que añoro todavía.
Papá, con su ternura.
Mamá, con su alegría.
Un día acariciada
por alas de misterio,
regresaré sin prisa
a dormirme en mi pueblo.
Después, el colegio secundario y el primer amor acompañando del adiós definitivo de mi padre. -Aquí se termina mi mundo -pensé, pero la vida continúa y con ella los sucesivos cambios. Me casé y la vida me regaló un hijo hermoso, hoy hombre.
Me dediqué a compartir mis obligaciones con la poesía y comprendí que ella es un préstamo de finitud, una zona de riesgo sagrado que nos comunica con el mundo y su sensibilidad, pero recién apareció mi primer libro, cuando perdí a mi compañero.
Amordacé mi corazón
tratando de olvidarte.
Ahogué tu nombre
en amaneceres solitarios
y almohadas húmedas de llanto.
Caminé sobre melodías
desafinadas en pentagramas
sin auroras.
La tempestad
acudió mis limites.
¡Ya no existen espacios
para tu recuerdo!
Fue como un homenaje, una asignatura pendiente para quien tanto me había pedido la edición del mismo; así que Poemas en Azul nació para ser el primero y el único, no permití correcciones y esos 5.000 libros desaparecieron en menos de seis meses.
Soy paréntesis
de páginas escritas
con frases impensables.
Pincelo
noches sin estrellas
Y canto,
con la voz enronquecida
y los labios resecos
Hoy es mi último poema en azul,
azul distancia.
Azul amor, azul olvido,
azul con ansias.
Escrito con mano temblorosa,
y un corazón que duele,
por lo que fue, por lo que pudo ser
y porque no se puede.
Nostalgias de una juventud
que no vivió momentos
y un gran amor que llegó tarde
en tiempo de descuento. (...)
Vivir
Soñando amaneceres,
caricias perdidas,
palabras.
Ayer sin retorno.
Presente solitario,
Conquistas,
para compartirlas,
¿Con quién? (...)
El tiempo
deshoja esperanzas.
Estoicamente
enfrento el naufragio.
Mientras un crucigrama de ambigüedades
tiembla en mis pupilas.
y mi primera novela histórica “A la sombra de la Gloria”, alentada por una gran mujer, ícono de las letras en toda América y creadora de la revista “Letras de Buenos Aires” que salió al mundo durante 22 años. Esa mujer que partió de gira hace casi siete años, la escritora, conferencista, poeta, Sra. Victoria Pueyrredón, fue mi ángel abriéndome las puertas de un mundo fantástico e Impulsándome a continuar mis estudios de letras.
Así comencé a viajar por el mundo llevando mis creaciones
Para los más pequeños
hay otros universos
donde juega la luna
y vive el arco iris.
Las estrellas se miran
en espejos de soles,
los ángeles descansan
en nubes de colores.
Mientras bailan descalzos
“Los duendes de la Lluvia".
El escritor acumula experiencias
que guarda en un arcón imaginario.
De pronto una de ellas escapa
para golpear la mágica puerta
de la creación.
En ese momento
embriagado ante el hallazgo
viaja con las palabras y les da vida.
¡Ha nacido un cuento!
El camino no fue fácil, aún queda mucho por recorrer, pero es maravilloso regalar palabras para que el viento las lleve a distintos lugares del planeta sintiendo así el amor de los lectores, eso, aunque les parezca mentira es lo más importante. Todo aquel que escribe desde el desgarro, dejando a la vista los sentimientos, sin tratar de buscar palabras difíciles se adentra en la gente, pues sus problemas se mimetizan y siente como suyo ese mensaje.
Hoy dentro de esta difícil realidad mundial, la palabra se hace luz, apuntala el amor, la compasión y la ternura y crea un oasis en el corazón de los lectores.
"Cuando la alegría se hace duende, en su diáfana sonrisa anuncia a un ángel que atrapa los rayos de sol y los hace suyos, sacralizando pupilas y modulando metáforas de fábulas con lunas de chocolate.
Es horizonte de vida, es mar cantándole a la espuma; es danza, profetizando universos de felicidad.
Es además, águila blanca transportando ilusiones hacia cuadrantes de sombra, para dejarlas en los altares de cristal donde habitan los Peques, esos seres diminutos que aplauden el canto de los niños y los acompañan con acordes melodiosos, en jardines multicolores donde asoma un pícaro y caudaloso río que serpentea epopeyas felices para los niños del mundo".
Lydia Raquel Pistagnesi
¡Gracias Lydia!
Gracias a la Biblio de los Peques, a quienes les cuento que Lydia Raquel Pistagnesi, además de una de las mejores poetas y escritoras de Argentina y América es una mujer a la que admiro.
ResponderEliminarGracias amigos por esta nota
José Luis -Perú
¡Gracias, José Luis! Lydia es una mujer muy generosa, nos encantó conocerla y mucho más, compartir su gran amor.
Eliminar¡¡¡Abrazo argentino!!!
¡¡Gracias!! Hace tiempo que sentía curiosidad por los Premio UBA, categoría “Edublogs” y me emociona leer este comentario. Sí, sí, sí, me encantaría participar, ya mismo le escribo a la biblioteca… (comisión)
ResponderEliminar¡¡Gracias otra vez!! Estoy feliz.
Bellísima esta mujer, gracias por compartirla con todos nosotros. Ando enredando con más cuentos...si quedan lindos los compartiremos con vosotros también..Abrazos de Luz desde España.
ResponderEliminar¡¡Hola Didiiiiiiiiiiii!!! ¡¡Síiiiii, quiero cuentos!! ¡¡Muchos muchos!!
ResponderEliminarAbrazo Argentino