FERNANDO: Un cuento para niños, es algo muy importante; sobre todo cuando se consigue que el destinatario se duerma.
Es exactamente lo contrario a lo que se busca con un libro. Que el lector esté despierto y atento. Por eso me gusta escribir cuentos.
Porque tal vez, no importe demasiado la trascendencia o la importancia del mensaje.
Sólo lo que interesa es que se duerman...
Conseguido ese objetivo, el triunfo es completo y el jurado inapelable, te dió el 1º premio.
Y tú a partir de ese momento...estás galardonado con el descanso. Al fin.
Es exactamente lo contrario a lo que se busca con un libro. Que el lector esté despierto y atento. Por eso me gusta escribir cuentos.
Porque tal vez, no importe demasiado la trascendencia o la importancia del mensaje.
Sólo lo que interesa es que se duerman...
Conseguido ese objetivo, el triunfo es completo y el jurado inapelable, te dió el 1º premio.
Y tú a partir de ese momento...estás galardonado con el descanso. Al fin.
CEO: Jamás ilustré un cuento para niños. Es la primera vez que lo hago, lo hice porque leyendo el cuento me atrapó la historia y me olvidé de los niños, me convertí en niño, estoy dentro del cuento, atrapado, esperando que llegue el final para ir a tomar la leche.
Y AHORA, A LEER
Cuentito de la Pulga y el Piojo.
Dos amigos viajeros
Había una vez una familia que vivía en una casa de las afueras de Buenos Aires. El papá viajaba con frecuencia por trabajo. Un día para viajar más cómodo, decidió comprarse una valija grande.
La instaló en el interior de un placard junto a las otras que usaban todos cuando salían de vacaciones. En ese armario, habitaban algunos bichitos que no molestaban a nadie.
En especial dos. Una pulga que se llamaba Picheuta y un Piojo, al que le decían Abelardo. Estos eran muy amigos y se visitaban frecuentemente en los agujeritos de la pared que había en el placard.
A veces uno llevaba la comida y comían juntos, hablando de las cosas de la vida.
También salían a jugar. Uno de esos días, se les ocurrió y decidieron visitar esa valija nueva y grande, a la que no conocían por dentro. Era la valija nueva del dueño de casa.
Dicho y hecho. Después de una comida abundante, encontraron un lugar por el que podían entrar y así lo hicieron. ¡Era realmente una maleta enorme! Tapizada con brillantes forros rojos y azules, con cierres, bolsillos, compartimentos.
La pulga y el piojo, usaban el interior como toboganes, las cintas como sube y baja;
se divirtieron mucho y luego de jugar quedaron muy cansados… y se durmieron profundamente en un bolsillo, cerca del cierre.
Esa noche, el papá tenía que preparar la valija para salir de viaje. La sacó del armario, puso su ropa, el pijama, zapatillas, cepillo de dientes, la afeitadora. Ni el piojo ni la pulga, tal era el cansancio, se dieron cuenta que la valija se cerraba. El papá, cuando se despedía de la esposa, le dice: -Bueno querida, vuelvo en 15 días. Me toca ir a París y Londres. Espero que todo salga bien. Hasta la vuelta. Los llamaré mañana cuando llegue a París.
El taxi, lo dejó en el Aeropuerto, facturó el equipaje, la maleta fue recogida por esas cintas infinitas que llevan los equipajes de los viajeros; el señor se subió al avión y después de unas horas de vuelo, llegó a París.
Esa noche, el papá tenía que preparar la valija para salir de viaje. La sacó del armario, puso su ropa, el pijama, zapatillas, cepillo de dientes, la afeitadora. Ni el piojo ni la pulga, tal era el cansancio, se dieron cuenta que la valija se cerraba. El papá, cuando se despedía de la esposa, le dice: -Bueno querida, vuelvo en 15 días. Me toca ir a París y Londres. Espero que todo salga bien. Hasta la vuelta. Los llamaré mañana cuando llegue a París.
El taxi, lo dejó en el Aeropuerto, facturó el equipaje, la maleta fue recogida por esas cintas infinitas que llevan los equipajes de los viajeros; el señor se subió al avión y después de unas horas de vuelo, llegó a París.
Los dos amigos, seguían durmiendo a pata suelta, cuando la luz los despertó. El señor había levantado la tapa de la valija, sacó la ropa y la maleta quedó vacía.
Salvo Picheuta y Abelardo que aún medio dormidos, se desperezaron, salieron a tomar aire y medio sin creérselo… ¡estaban en París!
Salvo Picheuta y Abelardo que aún medio dormidos, se desperezaron, salieron a tomar aire y medio sin creérselo… ¡estaban en París!
¡Gracias totales!
Cómo continuaraaa???? jaja me encantó muy bueno todooo! que genios los dos!
ResponderEliminarEstoy muy agradecido al Maestro CEO que haya ilustrado mi cuento. Que en realidad es la continuación del que les contaba a mis hijos cuando eran chiquitos (ahora tienen 39,36 y 27 años). Pronto seguirá y espero que Ceo siga dándome la alegría de ilustrarlo. Un abrazo y un agradecimiento a todos desde Barcelona (España).
ResponderEliminar¡Desmentida: no soy ningún maestro!... Hola Fernando, ilustrando cuentos para chicos soy un usurpador, es la primera vez que lo hago, hay una que tiene la testa dura que me obliga a hacerlo y que me gana siempre por cansancio!...Sin embargo cuando vi tu texto me entusiasmé porque sos muy original!
EliminarAbrazo y reverencia